“¿Yo? ¡Jamás me he autosaboteado!”, he escuchado a emprendedores jactarse de ello.
Una encuesta informal reveló que hasta los emprendedores más encomiables, con la mejor actitud, tienen al menos dos malos hábitos de trabajo:
- Destrezas deficientes para escuchar, lo que genera malentendidos y desperdicio de oportunidades.
- Improvisación en las destrezas de organización que genera pérdida de tiempo y socava la productividad.
Estas son algunas técnicas para mejorar sus destrezas y desterrar malos hábitos de autosabotaje:
Escuche. Comprométase a seguir ciertas reglas, tales como hacer una pausa silenciosa de al menos dos segundos antes de comentar los enunciados de su interlocutor o de resumir lo que ha escuchado antes de dar una respuesta. Recuerde que el cerebro puede procesar lo que escuchamos cuatro veces más rápido en comparación con la velocidad promedio del habla. Esto significa que debemos reservar toda esa energía mental adicional y concentrarnos 100 por ciento en lo que dice nuestro interlocutor.
Organización. Los gerentes poco organizados simplemente reaccionan ante los hechos. Las crisis los toman por sorpresa y rara vez tienen tiempo de jerarquizar.
Agudice sus destrezas de organización dedicando al menos 15 minutos ininterrumpidos cada día a pensar en el estatus pasado – presente – futuro de los proyectos. Divida una hoja de papel en tres columnas y asigne prioridades a viejas tareas que requieren de seguimiento, tareas actuales que exigen su atención y acontecimientos venideros o pautas que requieren preparación.
No caiga en la trampa de pensar que un escritorio desordenado es sinónimo de una mente desorganizada. Algunos de los ejecutivos más organizados tienen escritorios constantemente desordenados, pero siempre saben dónde encontrar lo que necesitan.